El entorno: barrio, casas. Y los juicios o prejuicios.
Antes de empezar, voy a resumir a los Orlandos y Lalos de la familia.
Orlando se llamaba el hermano de mi abuelo Tito, apodado "El tío Orlando", por su parentesco con mamá. Orlando Firpo Brignoni. Ahora tendría unos 135 años.
Orlando le pusieron a uno de los hijos del tío Orlando, uno de los mellizos, presumo que el mayor: Orlando Firpo Marty, alias Lalo. Hoy tendría unos 97 años.
Orlando se llama uno de los nietos del tío Orlando, el hijo mayor de Orlando Firpo Marty, alias Lalito. Lalito: Orlando Firpo Marotta. Tendrá mi edad, más o menos.
Y Orlando se llama otro nieto del tío Orlando, el hijo de la hija del tío Orlando. Es decir, el hijo de Margarita Firpo Marty, alias La Coca. Hermana de Orlando Firpo Marty, como puede deducirse. Adivinen cómo le decían...Lalo. Orlando López Firpo. Viven en Buenos Aires y tendrá unos 70 años.
Bueno, la historia:
Tuve la suerte de conocer a dos de mis bisabuelos: el papá de mi abuela y la mamá de mi abuelo. Ángel y Catalina, hermanos.
Ángel se casó con mi bisa Elisa.
Elisa tuvo siete hijos, algunos de su primer matrimonio y otros (entre ellos mi abu Coca y mi tía abuela Rosita) de su segundo matrimonio con Ángel, luego de haber enviudado. Ángel y Elisa se conocieron en la feria, porque los dos tenían puestos de frutas y verduras. Ángel era mucho menor que Elisa. Según mi madre, Ángel se ocupó de todos los hijos de Elisa, los suyos y los del primer matrimonio. Mi prima Estelita decía que era un ángel de ojos azules. Recuerdo perfecto sus ojos y su pelo blanco.
El retrato de Elisa dominaba el living comedor de mis abuelos. Nos miraba. Siendo niña, yo no entendía bien quien era. Esa señora robusta, de ojos grandes y pelo negro ondulado. Y me doy cuenta ahora que, salvo en el caso de mi abu Coca y su hermana Rosita, no sé el nombre de todos los hijos de Elisa y Ángel.
Supongo que mi madre se llamaba Elisa por mi bisabuela.
Catalina, la mamá de mi abuelo José Francisco, se casó con mi bisa Francisco. En mi mente, Catalina se hacía un rodete en el pelo y era muy seria.
Mi madre decía que a Francisco le gustaba mucho leer, que era un autodidacta y que compartía sus conocimientos con los nietos. Me hubiera gustado conocerlo. Creo que murió en un accidente de tranvía.
Mis bisas Catalina y Francisco tuvieron dos hijos: mi abuelo José Francisco (Tito) y su hermano mayor, Orlando.
Orlando fue un personaje. Muy admirado por mi abuelo y mi madre. Y seguro que por mucha gente más. Era contador y escribano. Y dirigió lo que hoy es el Banco de Previsión Social y antes la Caja de Jubilaciones. Se casó con Amelia y tuvo tres hijos: Margarita (a la que le decían La Coca, como a mi abuela) y los mellizos (Mario y Orlando). A Orlando hijo le decían Lalo.
Amelia murió joven. No sé bien qué edad tenían sus hijos cuando ella falleció, pero creo que eran niños. Su marido, "el tío Orlando" como le decía mamá, quedó muy afectado. Hizo una biblioteca cervantina en honor a su mujer y le puso su nombre: Amelia Marty de Firpo. La biblioteca tenía primeras ediciones del Quijote y de distantes obras de Miguel de Cervantes. Estaba en la parte de abajo de la casa donde vivieron. Era una casa grande, en 8 de octubre y Jaime Cibils. En esa parte de abajo pasaba el día el tío Orlando, cuando no estaba en su trabajo. Libros y más libros. Y un busto de Amelia, mandado a hacer con mármol de Carrara.
Me acuerdo bien de esa casa y la miro cada vez que paso por el barrio. Ahora hay un colegio. Qué ganas de entrar y recordar. La casa era misteriosa. Por esa parte de abajo más bien oscura llena de libros y por ese jardín enorme con estatuas y bancos, plantas, árboles. Todo muy prolijo, demasiado prolijo y cuidado.
El tío Orlando era rengo. Cómo me quedó en la mente su forma tan particular de caminar. Tuvo polio cuando era niño. En aquella época no existía la vacuna. Mi bisa Catalina, su mamá, le encomendó su salud a un santo, pero no me acuerdo cuál. Orlando superó la enfermedad y únicamente le quedó la renguera. Un gran milagro.
Yo no conocí a la esposa de Orlando, Amelia.
Cuando mis abus recibían en su casa a Orlando ya viudo, venía también una señora, Doña María. Yo pensaba que era otra pariente. Ya de adulta me enteré que era la amante de Orlando y quién estaba a cargo de sus hijos, Margarita, Mario y Lalo.
Un día, siendo yo niña, el tío Orlando echó a Doña María. Si yo era niña, supongamos 10 años, los hijos de Amelia y Orlando deberían andar por los 30 o más. Casi como la edad de mi madre. El tío Orlando echó a Doña María porque se enteró que ella había maltratado a los niños cuando eran chicos. Entre otras cosas, les hacía distribuir una fruta entre los tres, diciendo que no había más. Razonando ahora, me doy cuenta que Margarita y sus hermanos se animaron a contarle eso a su padre ya de grandes. No puedo imaginarme el sufrimiento de esos niños. Y lo que debe haber sentido el tío Orlando.
Me acuerdo que un día, estando yo en la casa de mis abus Coca y Tito, sonó el timbre. No sonaba muy seguido. Fueron a ver quién era: Doña María. Fue a contarles que Orlando la había echado. Yo no sé si mis abuelos ya lo sabían o no. Lo que sí recuerdo es que la escucharon y le dijeron cosas como: ah, no me diga; ah, bueno, nosotros no sabemos nada.
De Doña María recuerdo su pelo gris, casi blanco, su collar de perlas, el pecho y los cachetes rojizos. Una vieja de mierda. Una mujer de mierda.
Margarita y su familia vivían al lado de la casa de mis abus, en la calle Navarra, esquina República del Salvador, Parque Batlle, antes Parque de los Aliados. Eran dos casas gemelas que había diseñado el marido de Margarita, Washington López Temperán. Otro personaje. Sabía hacer de todo. Desde dar clases de canto hasta diseñar casas. Era escribano.
Margarita y López (así le decíamos) tuvierno tres hijos: Orlando (sí, otro más, también apodado Lalo), Álvaro y María Amelia. Son algo mayores que yo, pero no mucho. Ahora viven en Buenos Aires. He tenido algún contacto con ellos a través de facebook. Especialmente con Orlando, que es psicoanalista. Álvaro se dedica al diseño de lámparas y toca el violonchelo. María Amelia escribe poemas. Los tres se casaron y tienen hijos. Orlando y Álvaro tienen nietos. María Amelia creo que no. Yo conocí a las novias de Orlando y Álvaro. Orlando sigue casado con Susana S. Álvaro se separó de Susana R. Sí, las dos se llaman Susana.
Margarita y López se fueron a vivir a la Argentina en la dictadura, siendo sus hijos adultos. Orlando y Álvaro se fueron con sus novias o esposas. María Amelia conoció a su marido allá, en Argentina.
Mientras vivieron al lado de mis abus, yo jugaba con María Amelia a través de los fondos de las casas que estaban separados por una pared de ladrillos alternados. Nunca entendí bien la razón pero el vínculo entre mis abus y Margarita (que era su sobrina) no era buena. Se saludaban y punto. Nunca me animé a pedirle a mis abus que me dejaran invitar a su casa a María Amelia.
María Amelia tenía muchos amigos en el barrio. Sus hermanos también. A mí no me dejaban socializar mucho ni salir de la casa. A veces me sentaba en el muro de la puerta tratando de hacerme amigos. Pero no me salía.
Mis abuelos protestaban mucho cuando los niños jugaban frente a la casa de ellos o se les escapaba la pelota al jardín del frente. Y, en muchos casos o en la mayoría, eran Orlando y Álvaro los que estaban jugando. Quizá por esa razón Margarita y mis abus no se hablaban mucho.
Mi madre sí se hablaba con Margarita.
Recuerdo que mis abus decían que Margarita no había terminado la carrera de escribanía. La criticaban pero no sé si había otras razones, además de no haber terminado la carrera o de que los hijos jugasen frente a su casa. Razones que no son razonables. Después, cuando el tío Orlando murió, mis abus criticaron que sus hijos hubiesen vendido la biblioteca cervantina. En ese momento, me parecía que tenían razón. Hoy no. La biblioteca era inmensa y requería mucho espacio, además de un ambiente templado, casi frío. Alguna vez mi abuelo lamentó que su hermano no le haya dejado la biblioteca a él. Y ahora pienso que hubiera sido un problema. Qué habría hecho mi abuelo con esa inmensidad de libros y esa necesidad tan grande de cuidados que requerían.
Hoy veo el amor que Orlando, Álvaro y María Amelia le tenían a su mamá. Cada tanto y especialmente en su cumpleaños, aparecen lindos escritos en facebook, de los tres. Margarita murió a los 70 años, en Baires. Les pregunté a mis primos segundos cómo era Margarita. Y me hablaron de su generosidad, inteligencia, empatía, talento. Es decir, qué importancia tiene el haber terminado o no una carrera cuando de amor se trata. Ellos dicen de Margarita todo lo que yo no puedo decir de mi madre.
Los mellizos, los hermanos de Margarita, Mario y Orlando (Lalo). Escribanos.
Orlando se casó con Myriam, su pareja de toda la vida, y tuvieron tres hijos. Dos de ellos, los varones, se dedican a dar clase de matemáticas. Y la hija se fue a vivir a Madrid. Es actriz. Es o fue la pareja de Marcelo Bazzano, creo que el director o ayudante de director de La Casa de Papel. Lalo murió. Myriam creo que vive. Los varones, Lalito y Gustavo, fueron los que intermediaron en la venta de un volkwasgen para mí. Confié en que el auto estaba bien al ser ellos los intermediarios. Mi madre lo pagó, 3000 dólares, usado, claro. El auto tenía el motor vencido o como se diga. Es cierto que cuando lo fui a ver al taller, me ofrecieron para que lo viese un mecánico de mi parte. Yo dije que no porque confiaba en ellos y eso les dije. No sé si ellos sabían que el auto estaba así. Se lo hicimos saber y...nada. Eso hizo que mi madre dejara de hablarse con ellos y sus padres.
Orlando padre estuvo preso muchos años en la dictadura. Militaba en el Partido Comunista.
Mario se casó con Sylvia. Una pareja peculiar. Silvia es escritora. Mario murió. Vida tumultuosa la de ellos. Tuvieron dos hijos: Marito y Silvita. Silvia viajaba por sus encuentros literarios. Así que, una vez, dado que se iba por un tiempo prolongado, contrató a una institutriz, ama de llaves, cuidadora de sus hijos. algo así. Diana.
Diana se quedó con Mario que terminó separándose de Silvia. La vida de Mario y Diana fue, en mis recuerdos, agitada. Iban y venían. Se peleaban. Mario se iba a vivir a la casa de su hermano Lalo. Diana lo llamaba. Y así. Mario y Diana tuvieron dos hijas, creo.
Según me contaba mamá, Silvia era abandónica con sus hijos. Por ejemplo, una vez que Silvita estaba con un principio de apendicitis, le dijo: bueno, yo me voy para afuera, mucha fuerza. No sé cómo era Mario como padre.
Marito se recibió de médico. No supe más de su vida.
Silvita tuvo una vida agitada. Muchas veces, ya adulta y con dos hijos, iba a lo de mis abus, cuando mamá estaba allí. Tenía dos hijos, de distintos padres. Creo que no trabajaba y la mantenía Silvia, su mamá. Silvia decía que siempre le estaba pidiendo plata. Luego me enteré de que tenía esquizofrenia. Un día sus hijos la encontraron muerta. Yo supongo que fue suicidio. Pero mamá me dijo que no sabía bien qué había pasado.
Al terminar este relato, me doy cuenta que ya había escrito algo sobre la familia de mi abu Tito. Bueno, alguna razón habrá. Lo recuerdo mucho.
Será porque un día me dijo a mí y al padre de mis hijos de irnos a vivir con él. Será porque, cuando iba con mi familia a visitarlo, ya viudo, le daba plata al padre de mis hijos para que fuera a comprar pizza. Era un momento esperado por mí ya que, en aquél entonces, no teníamos plata para darnos esos gustos. Será porque me dijo que iba a plantar un almendro en el fondo, sustituyendo al limonero que se había secado. Será porque me pedía que le dijese a mi madre que fuera a visitar a mi abu Coca, cuando ella aún vivía. O será porque se recibió de médico a los 58 años y muchas veces lo acompañé, junto con mi abuela, a visitar a los pacientes a sus casas. O porque me arrepiento de no haberle prestado más atención a los libros que tenía en su biblioteca. Todo eso.